De cómo me preparé para la segunda vuelta de exámenes

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El semestre de Cocina Intermedia llegaba a su fin y algunos de mis amigos y yo estábamos un poco ansiosos por los exámenes, pues había bastante información para retener relacionada con Francia, sus productos, su agricultura y sus preparaciones. Así pues, decidimos repasar el material antes del examen, al tiempo que disfrutábamos de un plato de quesos de diferentes rincones del Hexágono. Desafortunadamente para nosotros, el desempeño no fue tan brillante como hubiésemos querido en el examen teórico. Es posible que el método de nuestro grupo de estudio no haya sido lo suficientemente bueno. No obstante, lo que sí sabíamos era que necesitábamos hacer un examen práctico maravilloso para pasar brillantemente nuestro Certificado. Así pues, sin mayor preámbulo, mi amiga Ashley y yo decidimos estudiar cocinando las 10 recetas que tendríamos para escoger (al azar y a ciegas) el día del examen.

Si tuviera que resumir la experiencia en tan pocas líneas como fuera posible, diría que fue un esfuerzo que incluyó a 2 cocineras, 2 críticos, 2 pollos, 1 pato, 2 gallinas de Guinea, 2 salmonetes, 2 conejos, 1 cola de rape, 4 truchas y un costillar de cordero; un montón de vegetales, hierbas, ajo, aceite, queso, crema y cerca de un kilo de mantequilla. Asimismo, también requirió de 3 viajes de compras a lo que con mucha facilidad se volvió mi nuevo mercado favorito de la ciudad (el Marché de Passy) y unas 30 horas de cocina en aproximadamente semana y media. Por fortuna no sufrimos ni muchas quemaduras ni sucedieron tantas cortadas en lo que terminé por llamar nuestro “Reto de los 10 platos”. Lo mejor de todo, es que tuvimos dos o tres grandiosos bufets en casa, así como la oportunidad de reflexionar en lo que queríamos lograr con cada preparación, así como la forma en que la emplataríamos.

En una primera vuelta trabajamos separadamente las truchas y los conejos, pero para los 8 platillos restantes pensamos sería mejor y más efectivo en términos de costo hacer trabajo en equipo y luego consentirnos en casa tras el esfuerzo de la sesión con una cena casera pero con calidad de restaurante de 5 estrellas.

Ahora, con seguridad estábamos listas para el examen. Nos sabíamos todo el material de memoria y el tiempo asignado era suficiente para que preparáramos un buen platillo. Lo mejor de todo es que nadie había requerido de Tums ni Alka-Seltzer después de lo que algunos podían haber considerado como cenas-banquete servidas en el Très Petit Château.

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