Si miro unos años atrás en la vida, recuerdo tener una conocida que volcó a una dieta crudi-vegana orgánica. Para mí, en aquel momento, el término sonaba estrafalario y hasta ilógico. ¿Qué era eso de comer exclusivamente vegetales crudos orgánicos? Si bien la leche de vaca nunca ha sido mi opción preferida para el cereal de la mañana, tampoco me imaginaba preferir una hamburguesa de carne ‘vegetal’.
Bajo la bandera del cambio climático, el sufrimiento animal o la sobreexplotación de los mares -por mencionar algunas causas-, a nuestros platillos han llegado un sinnúmero de opciones que hace apenas una década ni siquiera nos imaginábamos quienes intentamos tener una dieta balanceada sin dejar de consumir productos de origen animal.
Y si bien, Alain Passard fue el primer chef galardonado en volver su oferta gastronómica al vegetarianismo en el reputado restaurante Arpège hace ya 20 años, el eco comienza apenas a verse replicado tanto en menús de pipa y guante como en Eleven Madison Park en Nueva York, cuyo último menú es 100% vegano o Nomade Veggie en Tijuana, Baja California en México que además busca disminuir lo más posible su huella ambiental y sirve todo en hojas de plátano; maravillosa práctica que muchos podrían adoptar y no exclusiva de los ‘plantívoros’.
Por su parte, los Estados Unidos siempre han sido populares por sus hamburguesas, barbacoas y carnes asadas, sin embargo, el pasado mes de abril, la ONG de periodismo estadounidense Sentient Media, cuya meta es crear transparencia alrededor del papel de los animales en nuestra vida diaria y con sede en San Francisco, California, reportaba encontrar una disminución en los “comedores de carne” al ir del 85% de la población estadounidense en 2019 al 71% en 2021. Y aún cuando se desconoce a ciencia cierta el número de veganos en el país, una encuesta de la misma organización encontró un incremento de hasta 300% en la población vegana entre el 2004 y el 2019.
Evidentemente, esta tendencia no es exclusiva de los Estados Unidos. En cada país lleva su propio ritmo, sin embargo, hoy, es innegable que hay mayor interés por la adopción de estilos de vida que privilegien tanto los vegetales como las proteínas basadas en plantas y hasta de pasos intermedios como la dieta flexitariana cuyo objetivo es privilegiar lo vegetal, pero ser flexible y comer de vez en cuando pescado, huevos y alguno que otro lácteo sin sentirse culpable por ello.