El inicio del nuevo proyecto llamado París

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¿Quién dijo que mudarse era fácil y divertido? Mudarse de colonia no es cosa fácil… es cansado, tedioso y siente uno nunca acabar. Mudarse de ciudad cuentan es difícil; pero mudarse de ciudad y de continente… Sí, sí, me levanto y veo la Torre Eiffel, me acuesto y la veo iluminada con todo y sus flashes tan lindos y perturbantes que no me dejan dormir y que apagan por ahí de la una de la mañana. Ya sé que debo ver el lado amigable de las cosas, pero primero quiero hacer notar lo negativo, para que cuando empiece con las bondades de estar en esta maravillosa ciudad, las vicisitudes e infortunios sean mínimos junto a la gran aventura que apenas comienza.

Llegamos a París el lunes 12 de septiembre alrededor de las 4:30 de la tarde. Todo comenzó bien, hasta que abrieron las puertas del vuelo 435 de Air France y los pasajeros queríamos salir como toros en las fiestas de San Fermín, pues así olvidamos nuestras abrigadoras chamarras que TANTO esperamos sirvan si es que las encontramos (hasta hoy no hemos tenido noticias de ellas, ¡diantres!). La segunda sorpresa fue a la llegada a la aduana. Paisano: Cuando llegues al AICM no te quejes de que México es tercer mundista y que te tardas una hora en llegar a abrazar a tus seres queridos. En la tan popular (ok, ok, últimamente no es tan popular) Unión Europea también sólo hay tres oficiales atendiendo 4 vuelos transcontinentales y también te tardas una hora en pasar aduana. En fin, 50 euros menos en el bolsillo y algo así como 120 minutos más tarde finalmente llegamos a la habitación de hotel que nos recibe para poder en unas semanas mudarnos a ese lugar que llamaremos hogar.

Tras tres días enteros en la nueva y carísima ciudad, te das cuentas de pros y contras de haber dejado TODO por perseguir este sueño. Los estratosféricos precios de necesidades básicas como vivienda, alimentación y servicios hacen que uno se pregunte si verdaderamente se negoció correctamente y si se vivirá al menos con el mismo nivel al que se estaba acostumbrado… ah, olvidé decirlo: y con un empleo menos (Sí señores, ahora contesto así: – ¿Ocupación? – El hogar. No diré más, pero si me conocen como lo creo, no es la respuesta que yo quisiera dar). En fin, ya veremos en qué acaba esto. Por el momento, ya seleccionamos un amplio y precioso departamento de aproximadamente 70 años de edad en un barrio lindo (16ème) pero lleno de cabezas blancas. Debo hacer énfasis en que es amplio, pues tiene casi 50 m2 y un clóset de pared a pared en la habitación principal, ah, y hasta bodega.

También, ya tenemos acceso a servicios bancarios, pero aún no a fondos porque no hemos podido recibir la transferencia desde nuestro México lindo y querido.

Hoy, ya caminé y me perdí; me encontré y llegué de regreso a la habitación de hotel. El señor ya se fue a trabajar y esta aventura que parece tomar forma de nuevo estilo de vida comienza a dejar ver que el paso por esta bella ciudad forjará el futuro y hará que yo regrese a mi tierra siendo aún más grande y un mejor ser humano.

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