¿Hay buenos restaurantes mexicanos en París?

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Si bien como mexicana me siento muy orgullosa de mi tierra y su gente, hay algo que desde mi particular punto de vista es verdaderamente una joya invaluable de mi país: su gastronomía. Y no, no me refiero a lo que en muchos sitios consideran comida mexicana, sino a la veradera cocina mexicana. No hablo de burritos Old El Paso ni a las “delicias” que venden en Taco Bell, así que por favor, dejemos el Tex-Mex de lado por un momento, o como los alcohólicos dirían: ¡Sólo por hoy!

Por un momento me detengo y visito mis recuerdos de la infancia y adolescencia. Ahora, estoy cierta que cada ciudad que he visitado puedo asociarla con algún platillo particular que me haya cautivado o que sea su sello característico en la cocina. De sur a norte, del Pacífico al Golfo de México;  probablemente algunos de ellos muy elaborados y otros no tanto, pero entre mis preferidos encuentro los deliciosos cortes regiomontanos o su machacado con huevo, aquellas tortillas de harina de “Doña Concha” de la Comarca Lagunera y los tan distintos quesos Chihuahua y Oaxaca oriundos de los estados de los mismos nombres que a su vez es imposible encontrar en el Hexágono. ¿Y qué me dicen de un pescado zarandeado que me remonta a la playa de Yelapa, Jalisco o de los chiles en nogada que me remontan no sólo a Puebla, sino a maravillosas aventuras en mi propia cocina más de una vez en 15 de septiembre y por supuesto no puedo dejar fuera el frijol con puerco yucateco que mi abuelita solía llamar “comida de pobres” porque en sus tiempos mozos era fácil y barato cocinar y que yo considero uno de los más grandes manjares que mi paladar ha saboreado. Claro, puedo seguirme y la lista se volvería interminable, pues entre más conozco mi país, más me enamoro de sus delicias.

En fin, sigamos…

Me parece que cuando uno está lejos de la tierra que lo vio nacer, entre lo que más hace falta son ingredientes para cocinar lo típico… lo que uno acostumbra, a lo que se estaba habituado antes de llegar a nuevas latitudes. Para mi fortuna el picante no hace falta en la dieta diaria, pero las tortillas… temo decir que sí. Así, entre idas y venidas entre Mi México Lindo y Querido y la Francia hemos acarreado productos enlatados, deshidratados y al alto vacío. De España trajimos la masa de maíz nixtamalizado y deshidratado y aprendimos a manear y martajar con lo que teníamos a la mano para poder degustar unos sopecitos, unas gorditas y hasta unas tortillitas recién hechas que acompañaría al arroz a la mexicana con mole que engalanó la mesa y que acompañamos con un delicioso vino propio de estas latitudes en una cena sin precedentes, pero también que me hizo sentir muy orgullosa de lo logrado con la ayuda de La Costeña, Mi Viejito, Herdez, y compañía.

No obstante, parte de la aventura también es buscar hasta encontrar, y compatriotas a quienes hemos conocido por esta linda ciudad que ahora llamamos casa, así como lugareños nos han recomendado que vayamos a distintos restaurantes que se jactan de ser realmente de comida mexicana. Tal vez un poco por curiosidad y otro poco porque teníamos el pretexto de querer saborear una cochinita pibil o una ensalada de nopales, pero nos encaminamos al número 57 del Boulevard du Montparnasse en el distrito número 6 hacia el afamado restaurante Hacienda del Sol. Llegamos y nos recibió un chaparrito y morenito mesero mexicano que nos atendió de primera instancia en francés y cuando le dijimos el nombre de la reservación de inmediato cambió a español. Cenamos delicioso… hasta chuparnos los dedos, pues encontramos bastante buenos plos platillos de típica comida mexicana que yo, hasta el momento, soy incapaz de reproducir en mi cocina por falta de pericia -en el caso de la barbacoa- y de ingredientes -no tengo achiote para la cochinita pibil. Tal vez también por eso me supieron aún mejor.

No sé si tengo muchas ganas de volver a pagar 8 Euros por un vaso de agua de jamaica, pero valió la pena, pues me dejó un muy buen sabor de boca ver a tantos franceses pasando un buen rato y saboreando un poco de mi tierra, compartiendo platillos para que unos y otros probaran, y haber escuchado español de ese que suena como el mío.

Dirección: 57, Boulevard du Montparnasse, 75006 Paris, France

Metro: Port-Royal (RER)

Teléfono: +33 (0) 1 4326.2653

Nota: Este restaurante ha cerrado permanentemente.

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