Frankly…Pizza! Una pizza que francamente conquista

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Encontrar los sitios consentidos para hacer la compra, la farmacia, etc. cuando uno se instala en un nuevo barrio cuesta trabajo. Afortunadamente los nuevos amigos comienzan a recomendar de todo un poco y claro, los restaurantes locales también comienzan a resonar, especialmente cuando la gente sabe que uno es de buen diente. Así pues, nos dispusimos a ir a la pizzería del barrio un sábado por la tarde en la que no teníamos muchos planes. Como de costumbre, estábamos deseosos de encontrar un sitio que pudiéramos poner en la lista de los “imperdibles” de nuestros alrededores.

El restaurante es sencillo y nada pretencioso, pero con una infinidad de detalles que debían recalcarse. A la entrada nos recibe una señora que no debe pasar de los 35 años, bueno, eso creo yo, pero no soy muy buena calculando las edades. No obstante, la veo joven. De hecho, el equipo en general es joven. Parece incluso que varios tienen similitudes físicas. Me parece que podrían, varios de ellos, ser familiares. Todos muy alegres corren con bebidas, ensaladas, pizzas y postres que entregan a sus mesas. El barullo es incesante en la sala. Todos, empleados y comensales la pasan bien. Alguna madre de familia lucha para que su angelito se siente y coma; lo logra. Se siente un ambiente muy agradable, de familias disfrutando.

El menú de bebidas, para nuestra sorpresa, no cuenta solamente con gaseosas y té helado como la mayoría de los restaurantes casuales por aquí, sino que tienen una buena oferta de vinos, cervezas artesanales de la región e incluso gaseosas caseras. Noto que hay cerveza de raíz, sodas de jengibre, cereza negra y hasta limón -todas caseras. Se me antoja. Ésto comienza bien, pensé.

La larga lista de pizzas juega con los ingredientes que explican son hechos en casa o de la localidad. Claramente se proveen con productores de la región y todo es de circuito corto. A las mezclas propuestas uno puede añadir o quitar alguno que prefiera incluir o dejar fuera, pues cada tarta la hacen al momento y prácticamente frente al comensal, dado que el horno de leña está ahí, al final del comedor, separando el bar del acceso a la cocina. El pizzero no para. El menú cuenta con especiales de temporada tanto en los acompañantes como en los postres, pero a éste último no llego. Comí demasiado.

Con el tiempo, nos hemos vuelto asiduos del lugar, pues aunque la primera vez dije a la dueña que si bien me habían gustado sus pizzas, yo habría apreciado un poco más de orégano en la salsa, ella me agradeció el comentario y me dijo que la receta era de su suegra. El sabor, poco a poco conquistó mi corazón y con honestidad he aceptado que ya no me hace falta ese extra de orégano que solía pedir mi paladar. Aquella primera vez noté que había gente que sólo entraba y recogía las pizzas para llevar a casa y en alguna ocasión incluso fui a comprarlas y las esperé mientras me tomaba una copa de vino en la barra. El pequeño restaurante siempre estaba abarrotado y me tocó esperar cerca de 45 minutos alguna vez para poderme sentar a la mesa. En aquellos tiempos pre-COVID, no tomaban reservas y la gente esperaba pacientemente con alguna bebida, aún en invierno.


Con el COVID, todo cambió y obviamente tuvieron que cerrar de la noche a la mañana, pero la cosecha de años de buen trabajo y esfuerzo por parte de Frank Linn, su esposa y el equipo de cocina y sala se vieron de inmediato recompensados por la comunidad. Todos comenzamos a hacer pedidos en línea en cuanto los habilitaron y seguimos las reglas que impusieron para mantener el distanciamiento social y la seguridad y bienestar de todos. Las pizzas se acababan en minutos, así que en medio de la locura, la incertidumbre y la situación que a todos nos ha tenido por prácticamente dos años los pelos de punta, Frankly… Pizza! no sólo se reinventó. Incluso lograron expandirse tomando el local contiguo para atender exclusivamente a la clientela con pedidos para llevar. Si hay algo que han preferido no hacer, es utilizar los servicios de entrega a domicilio tipo UberEats, Doordash y Grubhub; los más populares en Estados Unidos. En este nuevo local, instalaron un segundo horno que les permitió también doblar su producción y garantizar así no sólo su supervivencia, sino los empleos de su equipo. Los retos han sido muchos e incesantes, pero claramente, ante los ojos del cliente, todos han sido sorteados con inteligencia y pericia. Ansío la llegada de una nueva tregua viral -pero si se acaba el problema, aún mejor- para ir de nuevo a saludarlos en persona y disfrutar de mis preferidos… ensalada de temporada, pizza blanca de champiñones y gaseosa de cereza negra. Al postre, lo siento, pero nunca llego.

Sitio web: www.franklypizza.com

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