Me atrevo a decir, sin tener datos certeros a la mano, que los tacos al pastor son los más populares de la Ciudad de México. Bueno, al menos eso creo. Debe ser porque a mi me gustan más que muchos otros. Por alguna razón aprendí un poco de su historia gracias a haber conocido a un familiar de los fundadores de la Taquería El Tizoncito en el entonces Distrito Federal, taquería que se jacta de haberlos inventado.
Sin embargo, hay poca documentación que me ayude a aseverar el hecho. Lo que sí sé es que este taco está estrechamente relacionado a una migración libanesa que llegó a México. Y si no me equivoco, fue en la década de los 60 cuando adaptaron el shawarma del Medio Oriente a los ingredientes y especias del centro de México.
Ahora bien, si ponemos frente a frente el shawarma y el taco al pastor, el primero es de cordero. La versión azteca, se reinventó en carne de cerdo. Sin embargo, con los años evolucionó de nuevo. Los restaurantes comenzaron a ofrecer una versión de pastor hecha con pollo. Me pregunto si la oferta de menús kosher y halal no tuvieron algo que ver también. ¿Es posible, no?
Así, tras haber preparado en casa la receta de los shawarmas de pollo que me compartió mi amigo de raíces israelíes, pensé que para estos días de festejos judaicos podría resultar interesante compartir en familia algo que nos haga viajar al Medio Oriente. Viajar a través de la comida siempre es una buena opción y este boleto parece ser doble.
Por cierto y si se les antoja, estos taquitos pueden acompañarse sin duda alguna con las rajas en escabeche que hace tiempo les compartí. Aquí vuelvo a dejarlas por aquello de las dudas.
Utensilios
Ingredientes
- 5 piezas chiles guajillos sin semillas ni venas
- 1 taza agua
- 5 cucharadas vinagre de manzana
- 3 dientes ajo
- 1 pizca comino molido
- 2 clavos de olor
- 1 rebanada piña , 2 cm de grosor
- 6 muslos de pollo con piel y hueso
- 1 cebolla , cortada en pluma
Para servir:
- 12 Tortillas de maíz
- 2 rebanadas piña, picada
- 1/2 Cebolla, picada
- Limones
- Salsa
Preparación
- En la olla pequeña añade los chiles limpios y cubrir con agua. Poner al fuego hasta que brote el hervor. Apaga el fuego y dejar hidratar unos 15 minutos.
- En el vaso licuador añade ajo, comino, clavos de olor, vinagre, los chiles hidratados, la piña y ¼ de taza del agua en la que se hidrataron los chiles.
- Licua todo. Si es necesario, añade un poco más de agua. Prueba la pasta y si la sientes picosa, añade un chorrito más de vinagre.
- En el tazón acomoda las piezas de pollo secas y sazona con sal por ambos lados.
- Corta la cebolla en pluma y añádela por encima del pollo.
- Vierte la pasta poco a poco mezclando con ayuda de la cuchara de cocina o espátula.
- Una vez todo bien embarrado del adobo, cubre con plástico autoadherible y deja en el refrigerador al menos 8 horas.
- Calienta el sartén de fierro fundido al fuego y precalienta el horno a 180 °C ó 350 °F.
- Escurre las piezas de pollo en una charola de horno con reja.
- Sella las piezas una por una por ambos lados, pero siempre comenzando por el lado de la piel. Regresa las piezas a la charola con reja un momento más.
- Cuando termines de sellar las piezas de pollo, acitrona la cebolla con una pizca de sal. No necesitará mucho tiempo. Probablemente sólo un par de minutos.
- Acomoda la cebolla en toda la superficie de la sartén y luego acomoda las piezas de pollo de manera que no queden una sobre otra. Si es necesario utiliza una segunda sartén.
- Hornea por 20 minutos aproximadamente. Verifica que el pollo esté cocido a 75 °C ó 165 °F.
- Personalmente a mi me gusta servir sin hueso, así que te recomiendo deshueses las piezas antes de servirlas. Puedes incluso deshebrar o cortar la carne para armar cómodamente los tacos. Sirve la carne de pollo junto con la cebolla que se caramelizó en la cocción, pues tendrá notas dulces que darán un sabor delicioso a tus tacos.