A diferencia del Permanganato de Potasio o del Hidróxido de Sodio, las dos moléculas de Hidrógeno por una de Oxígeno es de las fórmulas químicas que aprendemos al principio de la edad escolar y que se nos quedan en la cabeza. Los tres estados físicos del agua: Sólido, líquido y gaseoso; también aprendido en la primaria y que lo repetimos y reflexionamos suficiente para no olvidarlo. Proveniente de una ciudad en la que el agua viaja kilómetros y kilómetros, que exprimimos a más no poder los mantos acuíferos de poblaciones aledañas y habiendo crecido con esa famosa campaña publicitaria ochentera que todos recordamos por la frase de “¡Ciéeerraleeee!” el uso que los galos le dan al agua a diario no ha pasado desapercibido por mi andar.
Hoy, comparto con ustedes mis experiencias al respecto y a priori enfatizo que no quiero dar matices quejumbrosos, pero estoy segura que será un tanto difícil, pero agradezco poder también aprender de ello.
Desde niña recuerdo que era común escuchar que Francia era la tierra en la que se habían inventado los perfumes porque no les gustaba bañarse, incluso, mi madre, de quien heredo mi gusto por los idiomas, decía que alguna vez tuvo una maestra gala que se pensaba era de las que se duchaba, con suerte, una vez a la semana, pues con el pasar de los días su humor era cada vez más intenso y llegaba a ser difícil de soportar para algunos alumnos. Luego, años más tarde, cuando estudié en Estados Unidos conocí a gente de otras nacionalidades distintas a la francesa que tampoco se duchaban diario. Los únicos que religiosamente lo hacíamos todas las mañanas éramos todos o al menos la mayoría de los latinoamericanos. Por ahí del 2005 tuve oportunidad de venir a Francia a estudiar y lo corroboré al ser hospedada por una familia (famille d’accueille) que, aunque nunca limitaron mi cantidad de duchas por semana, sí noté que para ellos no era una costumbre de todas las mañanas, inclusive recuerdo que el cancel de la regadera tenía un pequeño desperfecto y no se habían ocupado de arreglarlo, simplemente encontraron la manera de solucionarlo utilizando un tarro vacío de mascarilla para el cabello que ya se había terminado y con eso “trababan” la puerta. Me pareció chusco. También en ese entonces vi que para varias labores que para esta chilanga era impensable utilizar el agua como instrumento, para la población del Hexágono europeo era muy normal, como el despintar anuncios sobre concreto con una Kärcher o lanzar el chorro de agua hacia una demolición para que no se levante la tierra y perturbe menos a la gente alrededor. ¡Alucinante!
Y bueno, en esta ocasión no han dejado de sorprenderme en varias ocasiones. A este país le falta petróleo, pero usan muy inteligentemente la energía atómica para crear electricidad y tienen de sobra, tanto así que los vehículos eléctricos cada día son más comunes en las calles… y del agua, aunque dicen tener problemas de escasez, me parece que aún podrían hacer un mejor uso de ella.
En varias ocasiones conversamos en casa sobre el tema de la ducha diaria y si nuestros hábitos los veríamos reflejados directamente en la factura de consumo. Sobre la factura no hemos sabido mucho, pues el costo del servicio está incluido en la renta mensual, sin embargo, comentamos que la mayor parte de la gente con un buen nivel educativo y que podríamos considerar como la clase media francesa sí toman baños mucho más frecuentes que una vez por semana, inclusive me atrevo a confirmar que también muchos se duchan a diario. Ahora bien, para nuestra información y a lo mejor de manera no tan sorpresiva, varios medios impresos publicaron artículos alrededor del estudio que dice que en efecto uno de cada cinco franceses no se duchan a diario. Les dejo uno de los artículos que aparecieron en la prensa por si les interesa: Un Français sur cinq ne se douche pas tous les jours
Pero entonces, ¿por qué los franceses opinan que tienen escasez de agua? Bueno, evidentemente ni soy experta en el tema, ni pretendo serlo, sin embargo, aquí les dejo mis observaciones y las prácticas que no cambian desde hace no sé cuántos años. Si pueden cambiar o no, es cuestión, creo yo, de modificar hábitos.
En las zonas de derrumbes de inmuebles viejos o en desuso se habilita una manguera para evitar se levante la tierra y hacer grandes tolvaneras. ¿Es realmente necesario?
Existe una ley que no estoy segura se aplique en todo el país, pero los dueños de los inmuebles en París deben dar mantenimiento a las fachadas de los edificios cada siete años para preservarlos en buen estado. Estas tareas incluyen la limpieza de las construcciones que regularmente se hacen con la famosa Kärcher. Por ello, no es raro ver que la gente haga limpieza en sus casas con estos aparatos para hacerlo mejor y con menos esfuerzo.
Si vienes de visita a París y te encuentras pequeños riachuelos que corren por las calles de manera inexplicable, seguramente es el Ayuntamiento de la Ciudad que está “barriendo”. ¿Cómo? Pues abren pequeñas compuertas todas las mañanas para tomar agua del Río Sena. El servicio de limpia de la ciudad es la encargada de abrir y cerrar las compuertas en cuestión y entiendo que después de un proceso de filtración, devuelven el líquido al río.
Por último, una antigua costumbre en esta ciudad y que aún vemos casi por cualquier barrio es que no nada más los perros dejan sus necesidades por doquier y sus dueños no se ocupan de levantarlas y tirarlas a la basura, sino que a pesar de que las autoridades han hecho un grandísimo esfuerzo por poner baños públicos en muchos lugares estratégicos de la ciudad, la gente aún no entiende que hay un costo mayor al tener que limpiar la orina de las banquetas y uno puede encontrarse a niños y adultos orinando por aquí y por allá… si te encuentras un inexplicable río que no sale de una de las compuertas del río, estoy segura que podrás deducir cuál es el origen del mismo. Urgen más clases de civismo.
Así pues, para terminar el día de hoy quiero resaltar el dicho anglosajón de “The grass isn’t always greener on the other side” y pensando en español en el de “En todos lados se cuecen habas” que ciertamente no significan lo mismo ni mucho menos, pero que es justo lo que este pequeño análisis me lleva a pensar. Todo ser humano, no importa su origen, tiene algo para aprender de otros para poder evolucionar… ¡Dios mío, cuánta reflexión! Pero al final, el agua lo amerita ¿no?