¿Cómo sobrevivir a la burocracia francesa? 

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Cierto es que cuando nos vemos frente a los mostradores de la burocracia, no obstante la nacionalidad de ésta, nos quejamos y maldecimos porque no nos gusta el trato por una u otra razón. No importa si vamos a las autoridades hacendarias o a las de algún país extranjero para obtener un visado, la realidad es que la mayoría de las veces hay algo de qué quejarnos, si no es por el tiempo de espera es porque no obtuvimos lo que buscábamos, pero en pocas ocasiones nos detenemos a preguntarnos si íbamos bien preparados para ello o si estábamos lo suficientemente informados para realizar el trámite.

Así, en la aventura de vivir a un país extranjero como cualquier otra persona que lo ha hecho antes de mí, me tuve que enfrentar a un sin fin de trámites que no conocía y mucho menos me imaginaba lo que implicaría. Hubo lágrimas, discusiones, frustraciones y desesperación. Con el pasar del tiempo y de mi curva de aprendizaje entendí cada respuesta que recibí de las autoridades. Había que cumplir con TODO requisito para estar en regla y eso tomó meses, muchos meses. En el ir y venir aprendí que ni yo, ni la gente que nos estaba ayudando a realizar los trámites eran responsables de la tardanza, simplemente es la forma en que funciona el sistema. Nunca recibí malos tratos de las autoridades, todo lo contrario, hubo funcionarios que nunca olvidaré porque de una u otra manera hicieron lo que estaba a su alcance para ayudarme, pero a veces era imposible, simple y llanamente había que esperar, pues un trámite no podía terminar sino hasta que otro quedara listo y así sucesivamente. Finalmente, lo logramos. Todo quedó arreglado y como se debe; hoy, todo funciona y al final del día cuando alguien me pregunta si detesto a la burocracia gala les contesto que no, que es así como funcionan las cosas aquí y sonrío, pues aunque me costó trabajo entenderlo, el andar era largo y las cosas avanzan a su propio ritmo de la misma manera que cada ser humano avanza a su propio paso.

Lo único que me hubiera gustado es haber tenido un andar más educado, no obstante, nadie experimenta en cabeza ajena y si algún día puedo compartir mis conocimientos aprendidos en el camino con alguien que los necesite, con toda seguridad se los compartiré; aún cuando lo único que necesite esa persona sea tan solo que alguien le escuche.

Si es necesario, regresaré a visitar a esos funcionarios dentro de un año para renovar mis papeles. Estoy segura que el camino será mucho menos sinuoso y que lo más difícil ya pasó.

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