¿Por qué lleva tanta mantequilla la cocina tradicional francesa?

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Antes de venir a vivir a Francia yo observaba muy de cerca lo que comía. Luego, todo cambió. ¿Por qué? Muy sencillo. Los productos a los que yo estaba acostumbrada no estaban disponibles y tuve que adaptarme a no tener aerosol para evitar el uso de aceite, o una leche “light” que evitara me cayera mal al estómago, o inclusive mis deliciosos mangos manila… aquí ni siquiera saben que existen. Y no quiero sonar como una quejumbres, sino que trato de ejemplificar la manera en que las dietas tienden a cambiar junto con el resto de nuestras vida cuando nos mudamos a nuevas latitudes. Así pues, el desayunar papaya con jugo de limón y sal cambió con rapidez (y no necesito decir que gustosamente) a croissants con mermelada o baguette untada de mantequilla y mermelada si no había bollitos disponibles.

Sin embargo, tan solo algunas clases en la institución de renombre en la que me están enseñando los fundamentos de las artes culinarias francesas y ya encuentro haber tenido que aceptar el uso de ese ‘poquito’ extra de mantequilla. No importa si se trata de postres, salsas, tartas, pescado, lo que sea que queramos comer, siempre existe el potencial de ese pequeño extra de mantequilla que le podemos añadir a la preparación que vamos a degustar.

El otro día, en plena clase demostrativa tuve el valor de soltar la carcajada cuando el Chef nos animó a poner lo que a mí me parecía medio kilo de mantequilla -por supuesto exagero tanto como me es posible- al lenguado al estilo Meunière que sabía a gloria y cuya receta requiere freír el pescado en burbujeante mantequilla derretida. Y ojo, no lo hice con el afán de sonar o ser una malcriada, en lo más mínimo, pero esta forma de cocinar, aunque llena de sabor, no puedo negar me gusta cada día un poquito más. Con seguridad es muy diferente a las tablas nutricionales que nos distribuían en la escuela o que nos dan los nutriólogos cuando queremos perder esos incómodos gorditos que vamos adquiriendo con la edad, la falta de ejercicio y el sedentarismo… ah, y Mc Donald’s. ¡Jajajaja!

Pero bueno, a lo mejor es más sano comer esta grasita amarilla adicional para hacer que la comida brille o sepa mejor que hacer una parada por la ventana del servicio para llevar a domicilio.

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