Hija de restauranteros, Sophie estudió hotelería y aprendió de vinos en uno de los mejores terroirs vinícolas del mundo: Burdeos. Descubrió el mundo del periodismo por casualidad, sin embargo, hoy encontramos sus columnas en distintas publicaciones de interés nacional e internacional.
“Para hablar de vinos y cervezas, hay que saber de ellos. Hay que hacer la diferencia entre lo bueno y lo que a ti te gusta, pues no siempre es lo mismo”. De origen francés pero criada en México, Sophie reconoce que si de algo sabe es del buen comer y beber.
Sus inicios en la industria de alimentos y bebidas podríamos remontarlos a su niñez, pero formalmente fueron después de varias ‘chambas’ en París, Inglaterra, Suiza e inclusive México. Tuvo oportunidad de trabajar con vinícolas de la talla de Romanée Conti o Veuve Clicquot, no obstante, ella prefirió, de la mano de su padre, comercializar vinos y abrirse camino con la marca Grandes Vinos de Francia.
22 años más tarde podríamos decir que lo ha vivido prácticamente todo. Recuerda aquella crisis de 1995 cuando literalmente dice haberse sentado en miles de dólares hasta esperar que se tranquilizara el mercado, pues hubo distribuidores que incluso sacaron listas de vinos en divisa extranjera.
Ahora, combina actividades. Por un lado está la comercializadora de vinos, por otro, su puesto de hamburguesas en el Mercado Independencia; también tiene por ahí su querido tinto Pau Pijoan que sobra decir, además de participar en su producción en Ensenada, Baja California, comercializa en exclusiva. Y por último, pero no menos importante sus columnas de índole gastronómica. Recuerda que “antes los únicos que hablaban de restaurantes eran los dueños de los mismos. La ética se vuelve de dudosa procedencia cuando se es juez y parte”.
En alguna época Sophie firmó sus columnas bajo un pseudónimo masculino, Renzo Miller, quien ya ha pasado a la historia. Tiene sus restaurantes preferidos y a los que por ende les perdona todo, aunque reitera que aún falta responsabilidad por parte de muchos protagonistas de la industria de alimentos y bebidas.
El tiempo apremia y la plática llega a su fin, pero Sophie no se va sin antes aconsejarnos siempre pagar las cuentas, pues “dar una opinión honesta cuando te invitan siempre resultará difícil”.