Antes que todo, preparo los espárragos para cocerlos cortando un centímetro a centímetro y medio de tallo para quitarles el extremo fibroso.
Luego, en una cacerola pongo agua suficiente al fuego con una cucharada de sal gruesa. Cuando hierve, añado los espárragos y los cuezo, que tomen un brillante color verde y no pierdan 'crunch'; así es como me parece quedan perfectos.
Para hacer la sopa, muelo entonces los espárragos con un poco de su agua de cocción y si es necesario pongo un poco de agua fresca, pues no hay que olvidar que el agua de cocción tiene bastante sal. La cantidad de agua dependerá de la textura que quieras dar a tu sopa. A mi me gusta bastante espesa, la verdad.
Por último, le pongo la mantequilla, pimienta y verifico sazón. Si es necesario, ajusto.
Al servir, pongo por encima un poco de queso parmesano recién rayado. Queda deliciosa; lo prometo.