Antes de comenzar, pela las manzanas y córtalas en rodajas delgadas. Acomoda las rebanadas en un tazón y ve poniendo un poco de azúcar mascabado entre cada capa de manzana. No es necesario poner demasiada azúcar pero digamos ½ cucharada máximo. Lo que quieres es que la manzana comience a sudar su jugo y se haga una especie de sirope. Cubre con plástico autoadherible y deja reposar al menos un par de horas sobre el mesón de la cocina.

Estira la pasta de hojaldre con ayuda de un rodillo a que tenga un grosor de apenas 0.5 a 1 cm como máximo a manera de rectángulo. Digamos unos 30 cm (12 in) de largo por unos 25 cm (10 in) de ancho aproximadamente.

Vierte con cuidado y con la ayuda de una cuchara toda la manzana en el centro del hojaldre, dejando espacio suficiente para cerrar el strudel a manera de carta, es decir en tercios. Así pues, las manzanas deberán estar ubicadas en el tercio medio. Deja también un espacio suficiente para cerrar los extremos como si fueran las solapas de un sobre hacia el centro del strudel.

Sobre las manzanas vierte el sirope que hayan exudado las manzanas y espolvorea uva pasa, trozos de nuez pecana, canela en polvo y pon dos o tres rajitas de canela.

Con una brocha, utiliza la clara de huevo como pegamento. Primero cierra los extremos superior e inferior del hojaldre y luego los laterales.

Barniza con la misma brocha todo el strudel pero ahora con la yema.

Hornea por unos 25 a 35 minutos guiándote por el color dorado del hojaldre.