Del regreso a clases en Francia

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Septiembre es un mes importante. Para nosotros, este par de chilangos que agarraron sus cachivaches y cruzaron el charco hace ya dos años, es cuando cumplimos nuestro aniversario parisino; algo que celebramos por todo lo que ello ha implicado. Consideramos también que es el mes más lindo del año en la capital gala porque no es tan caliente como julio y/o agosto, cuando quisiera uno salir a pasear en una cámara de aire acondicionado, ni tan fría como diciembre o enero que lo que más quiero, personalmente hablando, es estar bajo las cobijas con una taza de tisana de verbena. Pero el noveno mes del calendario gregoriano tiene una singular importancia en estas tierras, pues es aunque para muchos países alrededor del mundo lo más importante de estas cuatro semanas es que los niños regresan a clases (rentrée scolaire), aquí se habla no nada más de las clases, sino de que la ciudad deja el verano atrás y regresa a sus actividades anuales llena de energía tras el descanso bien merecido durante el mes de agosto primordialmente.

Así, septiembre es un mes de locura para todos por aquí, ergo mi ausencia frente a la pantalla de la computadora para escribir; he corrido como saeta voladora. He andado de la Seca a la Meca, y eso que no tengo hijos que regresen a la escuela y a las actividades extraescolares.

Pero ¿qué significa regresar a la ‘vida cotidiana’? Pues para mí, grosso modo significó dejar atrás las vacaciones que del plan original de una semana se extendieron a tres -ya platicaremos de las vacaciones en la próxima entrada. Sin embargo, para muchos otros significa regresar a levantarse diario a tempranas horas de la mañana, ir a trabajar y volver a casa a horas que ya ha caído la noche.

A muchos de mis lectores no les sorprenderá si digo que en ese México en el que yo vivía hasta no hace tanto tiempo este corte de actividades para veranear y regresar con toda la energía que implica haber podido descansar y desconectarse del mundo laboral suena totalmente inverosímil. ¿Quién podría tomarse dos semanas de vacaciones y no revisar la bandeja de correo electrónico? Podría retarlos a todos a hacerlo y estoy segura que pocos si no es que ninguno podría lograrlo y es, simple y llanamente porque no forma parte de nuestra praxis laboral. No obstante, cuando este momento llega en la Ciudad Luz, la gente sonríe y establece metas y proyectos para los meses a venir, aún cuando en tan sólo tres meses termine el año. La rentrée es ese pequeño algo que nos permite hacer el balance de lo que hemos hecho o dejado de hacer en lo que va del año y dado que venimos del descanso del verano nos proporciona la energía necesaria para terminar con bombo y platillo en diciembre próximo.

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