Welwitsch es un restaurante que tengo el honor de decir conocí desde antes de que existiera, pues aunque estoy exagerando un poco, tiene su dejo de verdad. A Patricia, la chef y propietaria del lugar la conocí a la distancia en la escuela de artes culinarias hace 5 años. Nunca compartí aula con ella, así que no tenía idea alguna de su desempeño en la cocina, sin embargo, siempre que coincidíamos me saludaba y conversábamos amistosamente. Con el tiempo nos convertimos en buenas amigas.
Nos seguimos por las redes sociales y de vez en cuando nos encontrábamos en algún evento de la escuela. Unos meses más tarde yo me mudé de regreso a México; ella se quedó organizando la apertura de su restaurante. Para cuando volví a París para continuar mis estudios, Welwitsch acababa de abrir sus puertas y yo, ni corta ni perezosa me dispuse a ir de brunch un domingo con otra amiga y también compañera de escuela.
El lugar me gustó. Todo estaba preparado a partir de ingredientes orgánicos de calidad. No era pretencioso, sin embargo, uno salía más que satisfecho y sin sentir haber dejado la quincena entera tras pagar la cuenta. Volví a México gustosa de haberla visitado, pero nunca escribí de aquella visita, me la guardé y no puedo siquiera decir por qué. Creo que fue porque no seguí escribiendo con regularidad.
Al estar planeando la visita del otoño del 2019 tocaba también seleccionar los lugares en los que nos reuniríamos con los amigos y claro, esta selección no se hace para nada al azar, sino que se piensa en dónde gustará más a cada quién. Así pues, decidimos dar cita en Welwitsch a quienes apreciarían lo hecho en casa, lo orgánico y además apreciarán las joyas creativas que Patricia prepara en cada uno de sus menús de temporada. Hice mi reserva vía el sitio web del restaurante que cabe mencionar, está disponible en más de 10 idiomas. Eso sí que no me lo esperaba, pero conociendo cómo Patricia pone atención a los detalles y que ella misma es multilingüe, es fácil de comprender. Una vez confirmada la mesa, yo estaba segura que Patricia me estaría esperando: No me equivoqué.
Almorzamos deliciosamente hasta decir “¡Basta!”. Laëticia, quien se encarga del servicio en la sala, no paró de consentirnos. Evidentemente, Patricia salió a saludarnos en cuanto tuvo oportunidad de escaparse un momento de la cocina. Honestamente, la experiencia culinaria fue aún mejor que como yo la recordaba, así que además de tener como excusa pasar a saludar, este sitio se ha vuelto uno de mis imperdibles en La Ciudad Luz, pues es todo lo que uno quiere: buena comida, ingredientes de calidad, buen servicio y además de todo… buenos precios. En resumidas cuentas; es un verdadero agasajo.
Dirección: 91, rue du Chemin Vert, 75011 Paris
Metro: Saint Ambroise Richard Lenoir Rue Saint Maur
Teléfono: +33 (0) 1 4807 3787
Nota: Este restaurante ha cerrado permanentemente.