La salud es la verdadera felicidad

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Hace algunas semanas compartí en la entrada Volando bajo sobre mi terrible debut de la temporada otoño-invierno en temas relacionados con la salud, pues me pesqué por ahí un bicho que causó una neumonía atípica y asintomática -término utilizado por el médico y que yo solamente repito como periquito- y que me invitó calurosamente a consumir tres rondas de antibióticos que sumaron 26 días de una mezcla que incluyó amoxicilina en su presentación sencilla y compuesta con clavulanato de potasio, así como claritromicina y todo broncodilatador que mis manos podrían encontrar en su camino, solo por mencionar algunos de los fármacos recetados. Hoy, después de varios días de haber dejado de toser como perro y de que mis vías respiratorias reencontraron su estado normal puedo compartir que mi cuerpo está finalmente sano y libre de lo que califiqué en su momento como el peor episodio de gripa-resfriado-influenza o como se le pueda llamar en la vida.

Es que cinco semanas de enfermedad no es de dios, de verdad.

Ahora, solamente espero que sea el único de la temporada.

¡Hasta aquí el reporte, Joaquín!

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