¿Quién no recuerda su primera cita en la adolescencia? Para muchos, seguro fue una invitación a ir al cine, incluso a lo mejor ‘en bola’ porque así era más fácil. Hoy que es 14 de febrero me remonto a ello porque aunque no siempre hay ánimo de salir en estos días que ahora son catalogados como los preferidos de la mercadotecnia, sí tenemos ganas de acurrucarnos con ese alguien especial y por qué no, ver una película de esas que podemos ver cientos de veces y que ya hasta nos sabemos de memoria los diálogos si no hay alguna en la lista de pendientes que haya llegado al servicio de streaming contratado.
Yo hoy, estaré solita en casa, pues un viaje de trabajo se atravesó y la cita romántica la adelantamos previa al viaje y con seguridad disfrutaré de alguna de mis preferidas… la pregunta es ¿cuál?
Cierto es que la cocina y las historias alrededor de los grandes cocineros y chefs han cobrado popularidad en los últimos años y por ello, esta entrada la había pensado hace tiempo, pero debía seleccionar mi lista cautelosamente, pues aunque hay muchas opciones, no todas me llaman a verlas una y otra vez. Creo que la primera que causó gran revuelo en mi adolescencia fue la adaptación de la novela de Laura Esquivel, Como agua para chocolate. Hace poco la volví a ver porque me la encontré en Netflix. Confirmé que aunque es una maravillosa obra, a mi, que no tengo ninguna opinión educada en temas de cine, me parece que le falta iluminación y prefiero mejor la obra escrita.
Pasaron más de 10 años para que el tema volviera a ser de actualidad en la pantalla grande según yo y si mi memoria no me traiciona, el siguiente filme culinario que vi y me gustó fue el del ratoncito parisino de nombre Remy y su amigo Linguini. Y sí, adivinaron, se trata de Ratatouille. Creo que más allá del éxito rotundo que fue la película, atrajo mucha atención a la esfera gastronómica. Me atrevo a decir que puede tratarse de la cinta que inspiró a muchas otras posteriores e inclusive a buscar nuevas fórmulas alrededor de la comida para la pantalla chica.
No puedo tampoco dejar pasar Julie & Julia, que también tiene sus apoyos literarios y que francamente aquí sí puedo decir que prefiero la película al libro de Julie Powel, pues el material que My Life in France aporta a la película de la pluma de la Sra. Julia Child es de mucho mejor calidad que el de la bloguera y escritora para mi gusto.
Con el paso del tiempo, la popularidad del tema y estando yo más metida en el ajo, encuentro Chef con Jon Favreau y Sofia Vergara. Una historia que me hizo consciente de que los críticos culinarios pueden destruir la carrera de alguien que dedica su vida entera a lo que probablemente más le apasiona. Esta es de mis favoritas hollywoodenses.
Luego, claro, viene la influencia francesa en Les Saveurs du Palais y que a México llegó como Los sabores del Palacio. Esta historia me enseñó mucho y me ayudó a entender las artes culinarias galas y el gran orgullo por platillos, ingredientes y hasta vinos. La veo una y otra vez y siempre me saca carcajadas y hasta una que otra lágrima. Si no la han visto, se las recomiendo. (Si Netflix no la tiene, seguro iTunes…) He de confesar que ésta fue una película que no fui a ver al cine, fue una noche de domingo en la televisión que la descubrimos.
Coincidentemente, cuando estaba yo terminando mis estudios culinarios salió otra historia: Burnt ‘Una buena receta’ la titularon en México… y abstendré mi opinión sobre la traducción del título, pues con frecuencia difiero en las decisiones de las casas productoras. Este filme hubo a quienes encantó y a quienes indignó. Me parece que fue responsable atraer la atención al tipo de vida que llevan los cocineros -hombres y mujeres- en el tipo de establecimientos que buscan los galardones máximos de la industria. A mi, la historia como tal me gustó. Me pareció entretenida y no creo que haya sido exagerada, pues hay en sitios que la vida del cocinero es como ahí la retratan para bien o para mal.
Y claro, a últimas fechas creo que ha habido más producción para la pantalla chica que para las salas de cine, pero tampoco puedo ignorar que hay clásicos de los que no soy fanática como Babette’s Feast (El festín de Babette) u otras más modernas como The 100-foot Journey (Un viaje de 10 metros) que no estoy 100% convencida de pronunciarme a favor o en contra de ellas por tener aspectos que me gustan y otros que me parecen exagerados.
Eso sí, de que habremos de hablar pronto de la televisión, que no les quepa la menor duda… aunque me lleve más de una entrada. Entretanto… ¡que disfruten de su selección de la noche!