¿Cómo consigo un médico en domingo en París?

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Mi mamá solía decir que no había situación más terrible para una madre de familia que tener enfermo y/o accidentado a su hijo, pero que era aún peor si el suceso era en fin de semana, pues uno tenía que irse a la sala de urgencias del hospital y aguardar a que con suerte lo viera a uno el médico de guardia, pues generalmente quienes estaban in situ eran los recién graduados que estaban haciendo su año de residencia con poca o nula experiencia. Ahora, yo opino que no hay cosa peor que enfermarse un domingo de invierno en un país en el que aún no se conoce cómo operan los servicios de salud. Pero bien es sabido que lo que no te mata, te hace más fuerte.

Así pues, dado que la finalidad de este blog es documentar las experiencias que estamos viviendo en esta maravillosa ciudad, en esta corta entrada les comparto la aventura de una rinofarigitis y sinusitis por un resfriado mal atendido y temperaturas más bajas a las que mi cuerpo está acostumbrado.

Sabemos y varios de nosotros creemos fielmente que las enfermedades tienen mucho que ver con nuestras emociones y como ya compartí anteriormente, mi enfrentamiento al benévolo invierno francés que la Madre Naturaleza me presentó en este París -porque ante los ojos de los locales las temperaturas eran más altas de lo normal- fue más difícil de lo que hubiese yo querido, así que entre peras y manzanas me dio una gripilla que me “atendí” conforme a los consejos del farmacéutico cercano a casa, sin embargo, mis defensas no fueron suficientes y recaí.

Lastimosamente, como cualquier recaída, ésta fue mucho más grave que la primera y por ende comencé a empeorar hasta que llegó el momento en que era imperativa la atención médica, pero no sabíamos de dónde sacaríamos a un profesional de salud: sí, era domingo.

Por fortuna, en la aseguradora nos bringaron guía y, como en el pasado se hacía en México, conseguimos un médico que nos hizo una visita a domicilio y me recetó fármacos de toda índole y como era obvio, nos recomendó enfocarnos en tener altos consumos de vitamina C el resto del invierno. Hoy, con un multivitamínico y como iguana buscando los rayos de sol cuando éste se asoma por el cielo parisino, no puedo esperar más a la entrada de la primavera.

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