Desde que llegué a vivir a Estados Unidos he tenido la gran suerte de conocer a gente de medio planeta. Hoy, entre mis amigas encuentro nuevos destinos para vacaciones en el futuro, pues entre más aprendo de sus países, más ganas me dan de sacarme la lotería y darle la vuelta al mundo. Pero como eso al día de hoy aún no ha sucedido -debería empezar a comprar lotería, también es cierto que hemos puesto una pausa a esta prisa de recorrer miles de kilómetros para viajar de polo a polo. Así pues, para mí, al menos por ahora, los viajes los estoy haciendo cada vez que me siento a la mesa. Al menos eso intento.
Hace alrededor de año y medio comenzó una de estas amigas de las que hablo al inicio de mi relato a mandar mensajes por WhatsApp y correo electrónico para que nos animáramos a organizar un club de cocina. Con esfuerzos y compromisos nos reunimos una decena de nacionalidades. Sería una maravillosa oportunidad para descubrir nuevos platillos y darle variedad a los menús en casa, pensamos. Además, a todas nos gusta cocinar rico. La decisión estaba tomada. Nos reuniríamos una vez al mes. El tercer viernes había que dejarlo sin compromiso, pues nos dedicaríamos a cocinar y el almuerzo sería la cereza del pastel, pues degustaríamos las viandas.Todas sacamos nuestros platillos preferidos y solicitamos los que queríamos aprender de las diferentes cocinas.
Cindy es peruana pero de familia china y en la que entiendo hay grandes cocineras en su madre y su abuela. Ella, el día que nos recibió en su casa nos compartió este platillo que si bien, lista varios vegetales, hizo hincapié en que uno puede añadir los vegetales que tenga a mano en casa. Agrego al margen y por último, antes de compartir la receta con ustedes, que es uno de los platillos más preparados en el grupo, o sea, que creo que fue el que este año se llevó los palmares al platillo más taquillero. Espero que a ustedes les guste tanto como a nosotras nos ha gustado.
Recuerden que sobre todo en estos tiempos que no queremos andar dando vueltas a hacer compras porque nos falte uno u otro ingrediente, buscamos flexibilidad en las recetas, así que incluyo las notas de lo que hice para salir avante con la cena.
Utensilios
- Olla grande
- Escurridor
- Cuchara
Ingredientes
- 50 g fideos Lo Mein
- 450 g pechuga de pollo cortada tipo fajita, yo utilicé pavo molido porque era lo que tenía a la mano y funcionó de maravilla
- 50 g hongos shiitake, rebanado en láminas finas (en casa no había, así que utilicé cremini)
- 1 pimiento rojo, cortado en juliana
- 150 g chícharos chinos
- 1 diente ajo , finamente picado
- Gengibre fresco , finamente picado
- Maíz baby, opcional
- Brócoli, opcional
- 2-3 cebolletas, cortadas en juliana (para decorar al final, aunque yo no esta vez hice los cortes gruesos)
- Hojas de cilantro, para decorar al final
- 1 cdita. fécula de maíz, yo utilicé fécula de tapioca y funciona igualmente bien
- 120 ml caldo de pollo
- 3 cda. salsa de soya, yo uso la versión baja en sodio
- 3 cda. salsa de ostión
- Aceite de ajonjolí (sésamo)
- Sal y pimienta blanca
Preparación
- Antes que nada, prepara todos los vegetales.
- Pon una olla con agua a hervir. Cuando haya buen hervor, pasa los fideos un par de minutos solamente, cuela el agua y escurre los fideos. Agrega un poco de aceite de ajonjolí solamente para que no se peguen y déjalos a un lado.
- En un tazón sazona el pollo con sal y pimienta y un poco la fécula de maíz o tapioca.
- En un Wok o en una olla de media profundidad vierte un poco de aceite de ajonjolí y comienza a freír el pollo. Cuando listo, retíralo y fríe las verduras, añade el ajo y el jengibre.
- Por último añade el pollo, las salsas y el restante de fécula diluida en agua fresca.
- Separadamente, sofríe levemente los fideos y sirve en un platón. Incorpora el pollo con las verduras encima de la pasta y decora con la cebolleta y el cilantro.
